Un fantástico texto de Hernán Casciari. Para reflexionar y reir. (tomado del El blog de los lagartijos)
M HGO LA MUERTA,PERO NO STOY MUERTA.NO T PRCUPES NIHGAS IDIOTCES. BSO.
Un fantástico texto de Hernán Casciari. Para reflexionar y reir. (tomado del El blog de los lagartijos)
M HGO LA MUERTA,PERO NO STOY MUERTA.NO T PRCUPES NIHGAS IDIOTCES. BSO.
El diálogo es la forma como nuestros personajes se comunican entre sí. De ahí su importancia. No es lo mismo que un narrador cuente lo que conversan, que poner a nuestros personajes a conversar entre ellos teniendo al lector como testigo de lo que se dicen entre sí.
A continuación, te traigo algunas recomendaciones al escribir diálogos:
Evitar diálogos banales o intrascendentes:
Todo diálogo entre los personajes debe cumplir una función: Informar al lector algo que desconoce y debería conocer. Si ya el narrador dejó claro que era de noche, no justifica que el personaje lo diga en su diálogo. Por el contrario, si hace frío, y ello es importante para la historia que se narra y el narrador aun no lo dice, es útil que el personaje lo exprese.
Espontaneidad y sentimiento.
Todo lo que diga un personaje debe sonar como una expresión espontánea y sincera. Los peores diálogos son aquellos que simplemente citan cifras o datos desprovistos de toda emoción. Recuerdo un texto de alguien que ponía a un muchacho de la calle a conversar con otro indigente:
―¿Por que te vas tan pronto?
―Es que a mí no me gusta pernoctar por estos lares.
¿En serio, un indigente hablaría así?
Verosimilitud
Un diálogo debe ser verosímil. En un dialogo hay dos o más personas conversando. Y las personas se dicen cosas que en la vida real se dirían en uno al otro. Muchos principiantes fallan en sus diálogos porque ponen a sus personajes a contarse cosas que ellos ya saben. El lector seguramente se va a enterar de algo, pero ¿era necesario que los personajes se dijeran cosas que ellos ya saben y que que si fueran reales no se dirían? Imagina una pareja conversando en un parque:
―A tus treinta y un años estas hermosa. Te luce ese vestido de seda color aguamarina, que combina con tus pendientes color nácar, y ese bolso de marca Gucci que costó una fortuna.
―Gracias, Juan, y tú a los cincuenta te ves muy bien, sobre todo con ese traje azul oscuro, con botones de marfil, y ese reloj dorado de marca Rolex que usas. Me gusta esa loción de Hugo Boss que compraste en tu último viaje a Panamá, en septiembre de año pasado, en el que te robaron la maleta de piel de cocodrilo.
¿Verdad que suena empalagoso y poco creíble? Con certeza podemos afirmar que el lector se enteró de muchos datos, pero también, que no aguantará mucho leyendo el texto.
Avance
Todo diálogo debe hacer avanzar la historia. Si un diálogo no permite avanzar en lo que se narra hay que cortarlo de tajo. Muchos diálogos suenan acartonados porque no permiten un desarrollo de la narración.
Diálogo y acción
Generalmente, uno no dialoga con alguien permaneciendo quieto. Casi siempre alguien camina, mira, gesticula, toma café, muerde una tostada, odia o ama... Mientras se conversa, la gente suele estar viva. Por eso, hacer que un personaje ejecute alguna acción mientras conversa, puede hacer que el mismo se vuelva verosímil.
―Mas vale que te vayas y no regreses ― dijo ella, apretando los puños con rabia.
Construir una voz distinta para cada personaje:
No todos hablamos de la misma forma. Un abuelo tendrá dichos y máximas antiguas, mientras que su nieto utilizará neologismos y palabras modernas. Aqui, el escritor deberá convertirse en un actor y representar el papel de cada personaje, imaginando cómo hablaría cada uno de ellos y marcaría las diferencias que le confieren verosimilitud.
Lenguaje directo:
Un diálogo no debe ser usado como pretexto para prolongar innecesariamente el número de folios. Al lector promedio le resulta tedioso encontrar veinte líneas de dialogo que no avanzan en la historia, y que no dicen nada.
―Hola.
―Hola.
―¿Cómo estás?
―Muy bien, ¿y tú?
―Yo bien, gracias... ¿y tu familia?
―Mi familia, bien, ¿y la tuya?
―La mía, perfectamente.
―Me alegra.
―Oye...
―Si, dime,
―¿Te puedo preguntar algo?
―Sí, claro, cuéntame...
―¿No te molesta?
―Para nada...
―Es que, no sé si deba...
―Dale, no hay problema.
―Bueno, aquí va mi pregunta: ¿Te diste cuenta de que el lector se aburrió de leer este diálogo que no conduce a nada?
Un diálogo debe ser fluido. Cuando alguien responde, no es necesario que lo escribas. Un error muy frecuente es el terminar cada linea de diálogo con “dijo”, "respondió", "exclamó", "contestó". Igual ocurre con terminos similares: “gritó”, “repitió”, “espetó”, “barruntó”… Hay que revisar si realmente son necesarias dichas explicaciones.
Interlocutores.
Cuando se tienen varias personas inmersas en un diálogo, debes dejar claro quién habla y a quién se dirige. Puede que el autor lo tenga claro en su cabeza, pero para el lector, es importante ciertas claves que le ayuden a entender la dinámica de la conversación. Para ello es importante hacer alusiones y explicaciones.
A continuación, dejo un texto de Umberto Eco, donde explica las formas de establecer diálogos donde los interlocutores se convierten en seres reales y diferenciados:
"Dos personajes se encuentran y uno le pregunta al otro que cómo está. El otro responde que no se queja y pregunta su vez qué tal está el primero. Como veremos enseguida, hay muchas formas en las que puede ser presentada esta conversación, y no todas son iguales:
A:
―¿Cómo estás?
―No me quejo, ¿y tú?
B:
―¿Cómo estás? ―dijo Juan.
―No me quejo, ¿y tú? ―dijo Pedro.
C:
―¿Cómo estás? ―se apresuró a decir Juan.
―No me quejo, ¿y tú? ―respondió Pedro en tono de burla.
D:
Dijo Juan:
―¿Cómo estás?
―No me quejo ―respondió Pedro con voz neutra. Luego, con una sonrisa indefinible―: ¿Y tú?
Umberto Eco propone un par de ejemplos más, pero estos cuatro son suficientes. A y B son prácticamente idénticos, pero C y D son muy distintos a estos y, a la vez, muy diferentes entre sí. Como vemos, la mano de un narrador se mete en mitad de la conversación y altera completamente el efecto que nos produce ésta. En C y D vemos unas connotaciones en la respuesta de Pedro que están completamente ausentes de A y B.
En resumen:
Los diálogos, en todos los casos, deben ser espontáneos y creíbles. Un buen escritor de diálogos es alguien entrenado para escuchar. No hay nada tan inverosímil en una película, que el momento en que el villano decide contarle a la víctima la razón por la cual lo va a matar. ¿En serio? ¿De verdad crees que en la vida real un hombre que te va a robar la billetera va a establecer una conversación profunda contigo para explicarte que su robo es producto de la desesperación existencial, porque fue un bebé no deseado, sufrió una niñez marcada por el maltrato y que por esa razón no ha podido encontrar otra forma de ganarse la vida?
La mayoría de la comunicación entre los humanos es a traves del diálogo. Posiblemente el día de hoy estuviste conversado con varias personas sobre diferentes temas antes de leer este blog y hablarás con alguien más, luego de esto. Aprende a escuchar lo que te dicen y lo que tu dices a los otros. No hay nada más natural que una conversación espontánea. De manera que, si quieres escribir diálogos, no sobreactues. Escríbe la conversación tal como la tendrían tus personajes si fueran reales.
Por último, te dejo unos consejos técnicos sobre cómo escribirlos. (al final agrego una bibliografia adicional que puede ayudarte)
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Estructura de los diálogos
(tomado del blog Cómo escribir correctamente)
Los diálogos, para diferenciarlos de la narración, van precedidos por una raya ("—" distinto del guion, o símbolo menos, "-"), y nunca terminan en raya, sino en el signo de puntuación correspondiente: punto y aparte, cierre de interrogación, cierre de exclamación o (menos habitualmente) dos puntos o punto y coma.
"—Estoy algo cansado."
Obsérvese que no hay espacio entre la raya y la primera letra.
Para introducir una aclaración del narrador, se utiliza también la raya:
"—Estoy algo cansado —dijo él."
"—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."
Teniendo en cuenta que hay que diferenciar dos casos:
1.-La intervención del narrador hace referencia a un verbo o acción del habla o el pensamiento ("dijo él", "pensó ella", "replicó su amigo", etc.).
Se deja un espacio en blanco entre el final de la frase y la raya, y la frase del narrador comienza sin espacio entre la raya y ésta: "cansado —dijo él."
La frase comienza en minúsculas:“ —dijo él."
El signo de puntuación correspondiente a la frase del personaje se cierra tras la aclaración del narrador: "—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."
Si el diálogo continúa, se cierra con la raya; en caso contrario, no: "—Estoy algo cansado —dijo él—. Me voy a mi casa."
Si la frase del diálogo no está completa, pero le correspondería otro signo de puntuación (como una coma), éste se pone como en el ejemplo anterior con el punto: "—Estoy cansado —dijo él—, y eso que he dormido bien."
2.-En el caso de que el comentario del narrador no tenga nada que ver con la acción de hablar, pensar o cualquiera de acciones relacionadas (gritar, susurrar, etc.), se cierra la frase, si hiciera falta, y el texto del narrador comienza por mayúscula:
—Tengo que irme. —El portazo retumbó en toda la casa.
Y contando con ciertas excepciones:
La exclamación y la interrogación se cierran siempre (si la frase ha terminado) antes de la raya: "—¿Estás cansado? —dijo su mujer—. Puede que debieras dormir más."
Del mismo modo, también los puntos suspensivos preceden a la raya: "—Te noto cansado... —observó ella—. Será que no duermes bien."
Si la narración precisa dos puntos, éstos sustituyen al signo de puntuación que correspondería a la frase del diálogo: "—Te noto cansado —observó ella, y añadió—: Será que no duermes bien."
Y para terminar.
Recuerda que no es lo mismo el guión (-) que la raya de diálogo (—)
Muchas personas me preguntan en los talleres como se inserta una raya de diálogo. Aqui va el truco.
Si tienes un PC
Para obtener el guión largo necesario en los diálogos, pulsa Alt mientras escribes 0151 en el teclado numérico. ¡Tu símbolo — aparecerá automáticamente! Para las comillas latinas, lo mismo: pulsamos Alt y escribiendo 174 y 175 respectivamente.
Si tienes un Mac
La combinación de teclas para este sistema operativo es distinta. En este caso tenemos que pulsar las teclas ALT y mayúsculas (también llamada SHIFT) junto con una tercera, que os indico a continuación:
Otras fuentes para consultar, sobre los diálogos:
Esta semana les compartimos un curioso cuento de un escritor uruguayo poco conocido, pero que vale la pena recuperar. Se trata del Felisberto Hernández.
Esta semana traigo un tema relacionado con Hieronimus Bosch más conocido como EL Bosco: un video que hizo el grupo musical Bosco en honor al V Centenario de éste artista.
Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba.
Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo. El marido, por su lado, tenía una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo había heredado de su madre que era la mejor persona del mundo.
En este párrafo el autor nos dice que la segunda esposa de su personaje es “altanera y orgullosa”, que las hijas de la mujer son iguales a ella (“por el estilo”), y que la hija del hombre es de “una dulzura y bondad sin par”, que había heredado de su madre.
Observen que el narrador es quien nos dice cómo es el personaje que debemos imaginar. Lo dice él mismo, y no tenemos que intuirlo nosotros.Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoniaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
Observen que Poe no "dice" cómo es el personaje, sino que lo "muestra" magistralmente: lo pone a actuar, haciendo que el lector sea testigo de las acciones, pensamientos o palabras, y pueda concluir cómo es el protagonista de esta historia sin que un narrador se lo cuente.
Si se trata de un personaje de poca importancia puede ser preferible usar la caracterización directa porque es más económica, requiere menos espacio. Basta con decir que el cochero era un hombre amable o que los pajes eran obedientes y el lector queda plenamenente satisfecho con esa información.
En conclusión, un buen escritor deberá escoger la mejor forma de caracterizar a sus personajes y mantener un equilibrio entre lo que hay que "mostrar" y lo que simplemente hay que "decir".