Por Carlos Alberto Velásquez Córdoba.
A la técnica por la cual hacemos que el lector conozca las características físicas y psicológicas del personaje se le conoce como caracterización.
La forma más fácil de caracterizar es a través del modo directo (Caracterización directa). En ella el narrador describe a su personaje sin rodeos. Pongamos como ejemplo de caracterización directa el comienzo de la versión de Charles Perrault del cuento folclórico “La Cenicienta“:
Había una vez un gentilhombre que se casó en segundas nupcias con una mujer, la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo. El marido, por su lado, tenía una hija, pero de una dulzura y bondad sin par; lo había heredado de su madre que era la mejor persona del mundo.
En este párrafo el autor nos dice que la segunda esposa de su personaje es “altanera y orgullosa”, que las hijas de la mujer son iguales a ella (“por el estilo”), y que la hija del hombre es de “una dulzura y bondad sin par”, que había heredado de su madre.
Observen que el narrador es quien nos dice cómo es el personaje que debemos imaginar. Lo dice él mismo, y no tenemos que intuirlo nosotros.Pero hay otra forma de mostrar un personaje, (y hago énfasis en el palabra "mostrar"). En la caracterización indirecta, no es el narrador quien "dice" cómo es el personaje, sino que el lector lo debe descubrir a través de las pistas que la narración nos da, y para ello debe echar mano de la acción que sucede dentro del relato.
Como ejemplo de caraterización indirecta, les traigo un fragmento del cuento "El gato negro" de Edgar Allan Poe.
Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoniaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.
Observen que Poe no "dice" cómo es el personaje, sino que lo "muestra" magistralmente: lo pone a actuar, haciendo que el lector sea testigo de las acciones, pensamientos o palabras, y pueda concluir cómo es el protagonista de esta historia sin que un narrador se lo cuente.
Si se trata de un personaje de poca importancia puede ser preferible usar la caracterización directa porque es más económica, requiere menos espacio. Basta con decir que el cochero era un hombre amable o que los pajes eran obedientes y el lector queda plenamenente satisfecho con esa información.
En conclusión, un buen escritor deberá escoger la mejor forma de caracterizar a sus personajes y mantener un equilibrio entre lo que hay que "mostrar" y lo que simplemente hay que "decir".
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