jueves, 25 de julio de 2024

12 consejos sobre el arte de escribir cuentos: Roberto Bolaño

Cuando leí este texto en la red, creí que se trataba de una broma.  ¿Y por qué no?

Trascribo el texto completo, con su respectiva introducción.  


Todo lo que escribía Roberto Bolaño estaba bien escrito; además lo hacía de una manera muy original. Logró crear su propio estilo y es por eso, quizá, que me gusta tanto. Muchos escritores son de la opinión de que para escribir bien es más importante aprender a leer bien. Bolaño compraba libros compulsivamente pero casi nunca los leía. Le gustaba tenerlos apilados en su biblioteca para hojearlos una vez cada tanto. Fue un autodidacta, y creo que eso hace que sus consejos valgan más que si hubiera ido a la universidad. Estos consejos fueron publicados en su libro póstumo Entre paréntesis:

12 consejos sobre el arte de escribir cuentos
Roberto Bolaño

1. No escribas nunca los cuentos de uno en uno. Si los escribes de uno en uno, honestamente, puedes estar escribiendo el mismo cuento hasta el día que te mueras.

2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si tienes suficiente enegía, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.

3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, y además lleva en su interior el juego más bien pegajoso de los espejos amantes: una doble imagen que produce melancolía.

4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández, y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, Monterroso, García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.

5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.

6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.

7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!

8. Lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.

9. La verdad de la verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.

10. Piensen en el punto número nueve. Piensen y reflexionen. Aún están a tiempo. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.

11. Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, de Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas y Mientras ellas duermen, de Javier Marías.

12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo XX.


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Roberto Bolaño Ávalos (1953-2003)​ fue un escritor y poeta chileno, autor de más de dos decenas de libros, entre los cuales destacan sus novelas Los detectives salvajes, ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999, y la póstuma 2666. 

miércoles, 17 de julio de 2024

Amado Nervo: El día que me quieras

Esta semana les traigo un poema que les parecerá familiar, aunque posiblemente pocos lo hayan leído. 

Sí. Efectivamente, este poema de Amado Nervo fue la inpiración para que  Alfredo Lepera compusiera una canción que hizo famoso a Carlos Gardel.  

Creo que es hora de conocer el origen de la canción. Un poema bellísimo del mexicano Amado nervo. 


El día que me quieras 

Amado Nervo


El día que me quieras tendrá más luz que junio;

la noche que me quieras será de plenilunio,

con notas de Beethoven vibrando en cada rayo

sus inefables cosas,

y habrá juntas más rosas

que en todo el mes de mayo.


Las fuentes cristalinas

irán por las laderas

saltando cristalinas

el día que me quieras.


El día que me quieras, los sotos escondidos

resonarán arpegios nunca jamás oídos.

Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras

que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.


Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,

luciendo golas cándidas, irán las margaritas

por montes y praderas,

delante de tus pasos, el día que me quieras...


Y si deshojas una, te dirá su inocente

postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,

tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,

y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,

florecerán las místicas corolas de los lotos.


El día que me quieras será cada celaje

ala maravillosa; cada arrebol, miraje

de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,

cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos

cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

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Amado Nervo
Poeta y prosista mexicano (1870, Tepic -México-   1919 Montevideo- Uruguay). Su nombre era Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordáz. Fue miembro de la Academia Mexicana.

Amado Nervo.jpgAutor de novelas y ensayos de corte modernista. Tambien es conocido por sus poesías. Inició estudios en ciencias, leyes, en incluso estuvo un tiempo en el seminario porque quería ser clérigo. Tuvo múltiples trabajo y ocupaciones, dentro de las que se destaca la carrera diplomática.

Dentro de sus obras se destacan "Serenidad", "Elevación", "Plenitud", "la amada inmóvil", y "En Paz".


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La letra de "El día que me quieras" de Alfredo Le Pera (que hiciera famosa Carlos Gardel) es una paráfrasis del poema homónimo de Amado Nervo, incluido en su libro póstumo, "El arquero divino".

Alfredo Le Pera era conocedor de la obra de Amado Nervo y obviamente del poema “El día que me quieras”, por lo cual pidió permiso a la familia de Nervo para poder realizar una adaptación y convertirlo en canción.

miércoles, 10 de julio de 2024

Roberto Bolaño y los combates de verdad

El siguiente texto nos lo comparte el doctor Osvaldo Lara, miembro del Taller de Historias. 


Roberto Bolaño y los combates de verdad

«Una noche Amalfitano le preguntó, por decir algo mientras el joven buscaba en las estanterías, qué libros le gustaban y qué libro era aquel que en ese momento estaba leyendo. El farmacéutico le contestó, sin volverse, que le gustaban los libros del tipo de 'La metamorfosis', 'Bartleby', 'Un corazón simple', 'Un cuento de Navidad'. Y luego le dijo que estaba leyendo 'Desayuno en Tiffanys', de Capote. Dejando de lado que Un corazón simple y Un cuento de Navidad eran, como el nombre de este último indicaba, cuentos y no libros, resultaba revelador el gusto de este joven farmacéutico ilustrado, que tal vez en otra vida fue Trakl o que tal vez en ésta aún le estaba deparado escribir poemas tan desesperados como su lejano colega austriaco, que prefería claramente, sin discusión, la obra menor a la obra mayor. Escogía 'La metamorfosis' en lugar de 'El proceso', escogía 'Bartleby' en lugar de 'Moby Dick', escogía 'Un corazón simple' en lugar de 'Bouvard y Pécuchet', y 'Un cuento de Navidad' en lugar de 'Historia de dos ciudades' o de 'El Club Pickwick'. Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren camino en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez».


"2666" (un combate de verdad)

Editorial Anagrama

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Roberto Bolaño Ávalos (1953-2003)​ fue un escritor y poeta chileno, autor de más de dos decenas de libros, entre los cuales destacan sus novelas Los detectives salvajes, ganadora del Premio Herralde en 1998 y el Premio Rómulo Gallegos en 1999, y la póstuma 2666.