El 24 de octubre nos visitó en el Taller de Historias el cantautor y poeta Carlos Alberto Palacio (PALA)
Fue una reunión alucinante en la que nos contó su experiencia como médico, de su viraje al mundo de la música, y de cómo incursionó en el mundo de la poesía y la literatura.De su libro, Abajo había nubes, ganador del premio Miguel Hernández 2020., Pala (Carlos Alberto Palacio), nos deleitó con este bello poema.
Agradecemos al artista su visita y su autorización para la publicación de este video.
ES HORA DE ACEPTARLO
Carlos Palacio, Pala
El primer atardecer anaranjado que recuerdo
—aquí he de mencionar mi daltonismo
para que cuando diga anaranjado
se pueda leer rojo, azul distancia—
ocurrió en un pueblito de Los Andes.
Tenía doce años
y corrí a la oficina de mi padre, apurado y gozoso,
a pedirle su cámara de fotos,
milagro inalcanzable que grababa la risa.
El tiempo que tardé en sacarle un sí a mi viejo
fue el mismo que tardó en desaparecer la magia entre las nubes
y nada me quedó de ese momento.
La vez siguiente sucedió en La Habana.
Volvía en bicicleta hacia mi barrio
—por ese entonces, el noventa y muchos,
la vida dormitaba sobre ruedas—
y en una esquina, frente al mar rocoso,
el rojo de la tarde electrizó mi córnea
con ardor de pomelos y naranja.
Aceleré, fui nube,
rompí las ataduras del asfalto para buscar la cámara de fotos
y guardar para siempre la inaguantable y blanda pirotecnia,
cosa que me creyeran algún día
los que no atardecieron en La Habana.
Pero, de nuevo, nada a mi regreso.
Era fugaz el grito del violeta como tozudo el peso del recuerdo.
Después fotografiar se hizo un soplo.
Cámara fue teléfono y foto fue ya mismo.
Aun así,
cada vez que intenté llevarme a casa
algún atardecer en el bolsillo
descubrí la injusticia de la imagen
y me encontré vacío de naranja.
Por eso hoy, que los atardeceres escasean,
cuando alguno violeta y rojo y displicente me apuñala,
sólo busco una roca o algún tronco de playa
y me siento sin cámara ni pluma ni acuarela
a gastarme los ojos como si en diez minutos
no tuviera ni ojos ni recuerdo
ni otro cielo violeta con qué acercarme al polvo.
Yo me pasé la vida intentando guardar atardeceres
con la idea minúscula e ingenua
de que un atardecer se podía morder dos o más veces,
sin saber que el secreto del recuerdo
era mirar apenas, detenerse y fundirse,
sin masticar la idea del instante,
sin quererlo hacer bronce,
y así, de esa manera,
por un segundo inmenso,
convertir en eterno lo que es humo.
Y sucede lo mismo, es hora de aceparlo,
con los cuerpos queridos y con los besos dados:
rojo que cuando pasa el rojo ya no es nada.
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Pala
Carlos Palacio (n. Yarumal, Antioquia, Colombia, 22 de mayo de 1969), es un compositor, cantante, guitarrista, poeta colombiano y Filólogo, considerado por la crítica especializada como uno de los mejores letristas de su género en el país. Ganador del Premio Nacional de Música del Ministerio de Cultura de Colombia y de los Premios Internacionales de Poesía Miguel Hernández, Antonio Machado y José de Espronceda en España. En sus canciones no sólo hay uso de metáforas, humor e ironía, sino también intertextualidad con la creación estética de diversos artistas del canon universal. Sus temas principales son el amor, el carpe diem, la historia e idiosincrasia colombianas, y la urgencia de romper con una mentalidad conservadora, inquisitorial y ultracatólica.
Pueden adquirir el libro en el siguiente enlace https://pala.com.co/abajo-habia-nubes/

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